Esta
hipótesis parte de la idea que el público sólo accede a los medios si estos
tienen algo interesante que ofrecerles, para satisfacer cualquier tipo de
necesidades. En caso contrario, la posibilidad de influencia de los medios es
muy relativa. Los mensajes de los medios que no reciben una respuesta positiva
se convierte en mensaje no comunicativos inútiles en el proceso de
comunicación. Los medios también se adaptan a las necesidades y gustos de la
audiencia, en un proceso de retroalimentación emisor-receptor que invalida el
esquema clásico según el cual el poder
de la comunicación correspondería a los medios.
El
punto de partida de la Hipótesis de los usos y gratificaciones son las
observaciones de Lasswell, Berelson, y Lazarsfeld-Merton sobre las funciones
sociales de los medios, sistematizados por Wright. La principal novedad que
aporta la teoría es la consideración de la audiencia como una entidad
fragmentada, que reacciona de forma distinta a un mismo mensaje. Pero el
objetivo de la investigación no es observar las distintas reacciones a un
determinado mensaje (los efectos), sino averiguar los motivos por los que la
audiencia ha escuchado algunos mensajes y no otros en relación a las
gratificaciones que recibe la audiencia por consumir unos medios u otros.
Es
decir se trata de investigar a la audiencia, no a los medios. La investigación
que sienta las bases de la hipótesis de los usos y gratificaciones es el
trabajo colectivo de Kate, Blumler y Gurevitch, donde se mencionan cinco
presupuestos principales de la investigación:
1. El
público es activo y se acerca a los medios para lograr ciertos objetivos.
2.
Cada miembro de la audiencia tiene la
iniciativa de vincular la gratificación de una necesidad con la elección de un
medio. Ella supone una fuerte limitación a la posibilidad de efectos directos
en la línea de las pretensiones exactas de los emisores.
3.
Hay una competencia entre los “más media” y
otras fuentes a la hora de procurar unas gratificaciones a la gente.
4.
Los individuos poseen la suficiente capacidad
para reconocer sus motivos de uso o sus necesidades, lo que metodológicamente
hace viable a la técnica de la encuestas de los receptores o usuarios, siempre
que el cuestionario empleado resulte adecuado.
5. Los
juicios de valor acerca de la calidad cultural e influencia nociva o no de los
contenidos de los medios resultan inválidos y presuntivos si se renunciara a
conocer lo que declaran al respecto los miembros del público.
Esta
teoría en cualquier caso, repite los vicios metodológicos de los estudios
anteriores, basados también en soporte empíricos.
Según
Ratz, Gurevitch y Hass (1973) los receptores a la hora de consumir los mensajes
buscan satisfacer 4 necesidades
-Integración
a nivel social y personal; relacionado con el esfuerzo de sus caracteres de su
personalidad así como de sus relaciones personales.
-De
evasión o escape: relacionadas con el deseo de diversión y entretenimiento.
-Cognitivas: aquellas asociadas a todo lo que
tiene que ver con informarse
-Afectivas
estéticas: las relacionadas con el esfuerzo de experiencias emocionales y de
placer.
Bibliografía: López García, Guillermo. Comunicación Electoral
y Formación de la Opinión Pública
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